sábado, 24 de mayo de 2014

La matanza de Santa Barbara:
la consecuencia de la cultura patriarcal

Elliot Rodger
Un joven de 22 años, frustrado de ser todavía virgen y por haber sido "rechazado" por las mujeres, mató en las calles de Santa Barbara (California) a seis personas, luego de filmarse anunciando que iba a vengarse de todas las mujeres. Fue descubierto luego muerto en su coche.

Esta matanza misógina es la consecuencia brutal del discurso masculinista, que agudiza la frustración de aquellos varones que no logran relacionarse con mujeres, y del machismo, que incita a los varones a ser "machos alfas" sexualmente activos muy temprano a toda costa, y a sentirse frustrados si no lo logran.

Los masculinistas, en efecto, suelen decir que las mujeres rechazan a los hombres "buenos", a los que colocan en la "friend zone", o sea, a los que consideran sólo como amigos, nunca como parejas sexuales potenciales, y sólo son seducidas por crápulas. Y pretenden que al final, para seducir a una mujer, hay que ser malo, tratarlas con desprecio, y algunos dan consejos sobre cómo tratar -mal- a las mujeres para conquistarlas. Es exactamente el discurso de este chico:
"No sé por qué ustedes las chicas no son atraidas por mí, pero las castigaré a todas por ello. Es una injusticia, un crimen, porque no sé qué no ven en mí. Soy el tipo perfecto, y sin embargo, se arrojan a los brazos de hombres repulsivos, en lugar de mí, el gentleman supremo. Las castigaré a todas por ello."
Básicamente, o te fijás en mí, o te mato. O me ves como un varón bien viril, fuerte y dominante, o te mato. Claro que este chico debía tener muchísimos problemas mentales para aplicar, en la realidad, esa estructura del "las mujeres deben estar sexualmente a mi disposición, o las mato, es un crimen que me rechacen".

Pero a estos extremos lleva la sociedad patriarcal, que obliga a los varones a ser seductores masivos, a tener mucho sexo siempre, a colocar su masculinidad, su honor, su orgullo, entre sus piernas, y en la cantidad de conquistas femeninas, y los lleva a negar el derecho de las mujeres a no darles bola.
"Durante los últimos 8 años de mi vida, desde que alcancé la pubertad, he tenido que soportar una existencia de soledad, rechazo y deseos incumplidos. Todo porque las chicas nunca han sido atraídas por mí".
"Todas esas mujeres que he deseado tanto, siempre me rechazaban y me miraban de arriba a abajo como un hombre inferior si les hacía una propuesta sexual, mientras se arrojaban a los brazos de esos brutos repulsivos. Sentiré mucho placer masacrándolas. Finalmente verán que en verdad soy superior. El verdadero macho alfa"
En esta sociedad, si un chico no logra tener sexo antes de los 22 años, es un perdedor. Un looser. Un maricón.

Y nadie, en la sociedad que lo rodeaba, fue capaz de abrirle los ojos sobre el machismo de la sociedad, nadie le dijo que lo que sentía era producto de mandatos sociales completamente alienantes e imposibles de alcanzar, nadie tuvo la sensatez de explicarle que un verdadero varón no se mide por la cantidad de sus conquistas sexuales, sino por valores como el respeto, la solidaridad, la generosidad.

Este chico, esta matanza, son la consecuencia directa de la sociedad patriarcal. Tomó al pie de la letra lo que el patriarcado (apoyado por los masculinistas) inculca a los varones: ser galanes, tener a todas las mujeres a sus pies, tener mucho sexo.

Hoy, son siete muertos. Mañana, una x cantidad de violaciones. 

¿Hasta cuándo vamos a seguir engendrando criminales?

(ojo, el contenido del video puede ser difícil de escuchar para personas sensibles)

jueves, 22 de mayo de 2014

El mito del óvulo pasivo

Los varones son activos y las mujeres pasivas, dice la creencia popular.

Los psicólogos evolucionistas tienen varias explicaciones para ello.

Una de ellas es que en la reproducción, el elemento femenino, el óvulo, espera pásivamente a que el elemento masculino, el espermatozoide, haga esfuerzos terribles para ganar una carrera sin piedad en la que millones quedarán en el camino, navegando en el cuerpo femenino con toda la fuerza de su cola, hasta finalmente penetrar el óvulo tras un largo camino lleno de dificultades, y ser el vencedor entre muchos otros.

Algo así como el maratón de Nueva York, pero sobre los 15 a 18 cm de la vagina y las trompas.

Y esto, señoras y señores, es ciencia, y la ciencia, es bien sabido, es neutra.

Sólo que... no. La ciencia no es neutra. La ciencia no es sino la interpretación del mundo por personas humanas, y por lo tanto situadas cultural, social, políticamente. Las investigaciones no sólo dependen del dinero que se acepte invertir en ellas, y por lo tanto se hacen selecciones de temas, de enfoques, que orientan esas investigaciones, sino también, luego, de la biografía misma de lxs investigadores, sus creencias, las normas culturales que han interiorizado, el interés que pueden tener en tal o cual trabajo, etc.

Por ejemplo, siempre se ha estudiado mucho el papel de las hormonas en las mujeres, llegando a conclusiones como que tienen mucha influencia en su estado de ánimo, su carácter, su líbido. Afirmaciones como: las mujeres son más irracionales que los varones porque están influenciadas por sus hormonas y, por lo tanto, son impredecibles y no se les puede confiar puestos de responsabilidad.

Ahora, cuando algunxs científicos se empezaron a interesar por la influencia de las hormonas en los varones, hicieron hallazgos sorprendentes: ellos también tienen ciclos, anuales, mensuales y hasta diarios, como explican aquí. Extrañamente, salvo algunos artículos en la prensa, no se difundió demasiado la información, y el estereotipo de la mujer impredecible, irracional, y del varón racional y confiable permanece intacto.

Sobre el papel del óvulo y de los espermatozoide pasa lo mismo: el estereotipo del óvulo pasivo y del espermatozoide activo sigue esgrimido por quienes quieren justificar las supuestas personalidades distintas de varones y mujeres, aún cuando se sabe desde hace casi 30 años que las cosas no son tan así.

Ya sobre la cantidad de óvulos y de espermatozoides, las descripciones supuestamente científicas son sesgadas, y hablan de "desperdico" en el caso de las mujeres.

Al nacer, en efecto, los bebés de sexo femenino ya tienen todos sus óvulos en sus ovarios, unos dos millones. No producirán ninguno nuevo a lo largo de su vida, y los que estén irán degenerando a lo largo de su vida. Al llegar a la pubertad, quedarán sólo unos 300.000. Y de esos, sólo uno por mes será liberado como para poder ser fecundado, con lo cual, a lo largo de su vida reproductiva, una mujer sólo usará 400 o 500 de los dos millones presentes al nacer.

Los textos de biología suelen sacar conclusiones sobre ese "desperdicio" y subrayan que, a diferencia de los varones que se pasan sesenta años de su vida "produciendo" esperma, las mujeres simplemente esperan a que sus huevos "degeneren".

Ahora, pregunta la antropóloga Emily Martin, "el verdadero misterio reside en por qué la amplia producción de esperma del hombre no está vista como un "desperdicio". Dado que un hombre "produce" 100 milliones de espermatozoides por día (una estimación conservadora) durante una vida reproductiva promedia de 60 años, produce mucho más que tres trillones de espermatozoides en toda su vida. Dado que una mujer "hace madurar" un huevo por mes lunar, o 13 por año, durante el transcurso de sus 40 años de vida reproductiva, haría madurar un total de 500 huevos en su vida. Pero la palabra "desperdicio" implica un exceso, producción en demasía. Si una mujer tiene dos o tres hijxs, por cada bebé que una mujer produce, desperdicia alrededor de 200 huevos. Por cada bebé que un varón produce, desperdicia más de un trillón (10 potencia 12) de espermatozoides."

Como vemos, la palabra "desperdicio" asociada únicamente a las mujeres no es un dato científico, sino una interpretación sesgada de los datos científicos. Una cosa es el dato bruto (una x cantidad de óvulos no se usan, una x cantidad de espermatozoides no se usan) y otra, la interpretación que se hace sobre esos datos (es un "desperdicio", las mujeres desechan, los varones producen; las mujeres desperdician, los varones crean; las mujeres son pasivas, los varones son activos...)

Otro dato supuestamente científico es que el óvulo espera "pásivamente" cual Bella Durmiente a que un espermatozoide azul lo venga a despertar y, con un beso mágico, a fecundar.

Este, nos dicen, se mueve gracias a la formidable fuerza de su cola, que le permite remontar hasta el óvulo por las trompas de Falopio. Y ahí, siempre gracias a su muy viril potencia, "penetra", "conquista", "vence" (poner ahí cualquier otro verbo guerrero) al óvulo inactivo. Prácticamente todos los textos de biología presentan así la fecundación.

¿Cuál es la realidad?

La realidad es que el ovocito es muchísimo más activo de lo que se suponía (y de lo que la gente sigue pensando, a pesar de las evidencias).

Contrariamente a lo que se cree, la potencia de la cola del espermatozoide es insuficiente como para hacerlo avanzar tanta distancia y, sobre todo, como para hacerlo penetrar el óvulo. El espermatozoide no es el potente "penetrador" que imaginábamos. Los movimientos de su cola, que son laterales, no pueden llevarlo a romper la barrera del óvulo. No es ningún príncipe azul conquistador.

En realidad, es el óvulo el que "atrapa" al espermatozoide: en efecto, el óvulo emite unos filamentos (vellosidades) que se enroscan alrededor de la cabeza del espermatozoide, atrapándolo y "chupándolo" literalmente. El espermatozoide no tiene otra que entrar en el óvulo, "tragado" por el ovocito.

Con lo cual, la fecundación no sería tanto la acción de un espermatozoide frente a la inacción del óvulo, sino la estrecha colaboración de ambos.

Estos descubrimientos datan de la década de los ochenta, o sea, tienen unos 25 años. ¿Se han modificado desde entonces los estereotipos sobre el óvulo/mujer pasiva y el espermatozoide/varón activo? Pues no. Nada. Ni un poquito. En el mejor de los casos, algunxs científicxs cambiaron el estereotipo de la Bella Durmiente pasiva por el de la bruja que teje su telaraña para atraer a los hombres y devorarlos.

Sea como sea, interpretaciones sexistas que oponen, dividen, presentan a unos y otras como enemigxs, contrincantes, rivales, en lugar de mostrar la realidad: organismos que colaboran para crear conjuntamente una nueva vida.

Para más información:



  • Jay M. Baltz, David F. Katz, and Richard A. Cone, "The Mechanics of the Sperm-Egg Interaction at the Zona Pellucida," Biophysical Journal 54, no. 4 (October 1988): 643-54.

  • Paul M. Wassarman, "The Biology and Chemistry of Fertilization," Science 235, no. 4788 (January 30, 1987): 553-60, esp. 554.

lunes, 12 de mayo de 2014

"Es normal que las mujeres cobren menos": otro delirio masculinista

Concepción Rodríguez,
la mujer que peleó
por el derecho
a trabajar en las minas.
Los masculinistas suelen basarse en creencias que no están sustentadas en ninguna estadística oficial, simplemente en observaciones que no responden a ningún criterio científico.

Por ejemplo, atribuyen el hecho de que los salarios de los varones sea, en promedio, más elevado que el de las mujeres, al hecho de que ellos "eligen" trabajos más peligrosos y, por ende, mejor pagados.

Y, afirman, los varones son las principales víctimas del sexismo, porque son ellos los que mueren en accidentes laborales, en las minas de carbón y en los andamios de las obras, mientras que las mujeres están tranquilitas en sus casas tejiendo ropita para el bebé, cosa con la que, evidentemente, tienen menos posibilidades de morir desangradas (si nos olvidamos de que las agujas de tejer han sido usadas durante décadas para realizar abortos inseguros que terminaban muchas veces en perforaciones, infecciones y hemorragias...).

¿Qué hay de cierto en todo eso? ¿Es verdad que los varones tienen, en promedio, actividades más peligrosas que las mujeres, que justifique que se les pague más?

Como Argentina carece de estadísticas en todos los aspectos que voy a mencionar, elegí el caso de España, que sí cuenta con muchos estudios oficiales.

En primerísimo lugar, vale aclarar un detalle: si las mujeres trabajan poco en las minas de carbón, no es una "elección".

Es, además de los estereotipos de género que atribuyen a uno y otro sexo actividades distintas, porque hasta 1993 lo tenían prohibido, lisa y llanamente. 

Y si, a partir de 1993, lograron hacerlo, no fue porque de repente el Estado se diera cuenta de que los varones padecían una tremenda injusticia, sino porque una mujer, Concepción Rodríguez Valencia, peleó durante ocho años hasta lograr que el Tribunal Constitucional le reconociera el derecho a trabajar en una mina.

O sea, las mujeres han peleado para poder trabajar en las minas de carbón, como lo relata una entrada del blog Mujeres del diario El País. No veo tanto ahínco de los masculinistas en reclamar ser amos de casa y ocuparse de lxs niñxs sin sueldo, sin vacaciones, sin fines de semana, sin aportes jubilatorios, sin compensación económica alguna...

Pero aunque los estereotipos de género, y no la discriminación, fueran la única razón por la cual hay más varones que mujeres en las minas de carbón y en la construcción, entonces con más razón los masculinistas deberían unirse a la causa feminista, en lugar de rechazarla: el término mismo de "estereotipo de género" ha sido acuñado por el feminismo, cuya lucha central es justamente en contra de dichos estereotipos.

Accidentes laborales

Ahora, estudiemos eso de que los varones son las principales víctimas en esta sociedad, y no las mujeres, porque son ellos los que mueren en accidentes laborales, y vayamos a las estadísticas. 

Estas muestran en primer lugar que, incluso por el mismo trabajo, en la misma empresa, con el mismo nivel de peligrosidad, las mujeres reciben, en promedio, un salario menor al de los varones.

Según la Encuesta Anual de Estructura Salarial del Instituto Nacional de Estadísticas, "analizando las diferencias salariales para cada actividad económica, se comprueba que las mujeres tuvieron un salario inferior al de los hombres en todas ellas".

Es decir, en un mismo rubro, con trabajos similares, las mujeres siguen ganando menos que los varones.

Esto, por un lado.

Por el otro, ¿cuál es la cantidad real de muertes por accidentes laborales en España? Según un estudio de la Fundación Mapfre, a la que difícilmente se pueda tachar de feminista, y basado en fuentes oficiales, las cifras son las siguientes:

- Accidentes laborales: 1.089, de los cuales 258 fueron en el trayecto entre el domicilio y el lugar de trabajo (2008) (según el Ministerio de Empleo, fueron 683 en total en 2011)

Pero además: 

- Accidentes de tránsito: 3.100 (en 2008)
- Accidentes domésticos y de ocio: 4.000 (en 2007)

Hete aquí que, oh casualidad, el mayor número de accidentes no se da en el lugar de trabajo, tampoco en la ruta, sino... en la casa.

¿Y quiénes son las personas que más se quedan en la casa y son víctimas de esos accidentes domésticos? Pues sí: las mujeres. Representan el 56,2% de las víctimas de lesiones por accidentes domésticos. Dice el estudio del Ministerio de Sanidad y Consumo:
"Se confirma, igual que en años anteriores, el predominio de los accidentes entre los hombres, superior a la media, hasta los 24 años. El porcentaje se equilibra en la franja de edad entre 25 y 44 años. La tendencia se invierte a partir de los 45 años, donde se observa una disminución del porcentaje de siniestralidad. Dicha situación es la desigual distribución de las funciones y roles sociales que desempeñan cada uno de los géneros."
Hay que destacar que entre los accidentes domésticos y de ocio, están, justamente, los de ocio. Allí, los varones que mueren son mayoría (en las áreas deportivas, sobre todo). Es decir, las mujeres son muchas más en sufrir accidentes por realizar tareas domésticas en la casa (65,7%, por 48,4% de varones). Y los varones, durante su tiempo de ocio:
"Se observa un mayor peso de las actividades domésticas que contribuyen al 39,6% de las lesiones. En el otro extremo se encuentran las actividades relacionados con los juegos y el tiempo libre".
¿Y el bricolaje, preguntarán? Aquel famoso bricolaje que los masculinistas suelen esgrimir a la hora de comparar las tareas domésticas de unos y otras, tipo "nosotros tenemos que ir al bosque a cortar leña" (les juro que salen con ese argumento): pues representa el 5,5% de los accidentes... Y ahí sí, claro, el 90% son varones.

Pero en fin, hay que ser de muy mala fe para equiparar tareas domésticas y bricolaje.

Sobre los accidentes laborales que derivan en muerte, y que han alcanzado la cifra de 683 en el año 2011, según la Estadística de Accidentes de Trabajo del Ministerio de Empleo y Seguridad Social, es cierto que los varones son mayoría abrumadora
"Sobre siniestralidad de accidentes mortales, los varones tienen una siniestralidad de 6,37 accidentes mortales por cada cien mil trabajadores, mientras que dicho índice en mujeres es de 0,30."
Sin embargo, como vemos, hay más mujeres que mueren en su casa haciendo las tareas domésticas que varones que mueren en su lugar de trabajo.

Otra diferencia es que en caso de accidente laboral (que no derive en muerte), las víctimas tienen derecho a seguir cobrando su salario, indemnizaciones, etc. En caso de accidente doméstico, las víctimas no tienen derecho a absolutamente nada. Y muchas veces, aún lesionadas, las mujeres tienen que seguir ocupándose de la casa y lxs hijxs.

Y ni hablemos de la situación de las empleadas domésticas que, en su inmensa mayoría, no son declaradas ni tienen Seguridad Social ni nada por el estilo (hay 747.000 empleadas domésticas en España, y la casi totalidad son mujeres).

Sin embargo, los masculinistas afirman sin vacilar que los varones son las principales víctimas de los estereotipos de género que les asignan a ellos los trabajos peligrosos y a ellas el quedarse sin hacer nada en su casa (algunos, en comentarios que han dejado aquí, han comparado las tareas domésticas y el cuidado de lxs niñxs a "poner un DVD") y que, por lo tanto, es normal que tengan mejores sueldos.

Por último, lo que contaba al principio: los masculinistas suelen decir es normal que los varones ganen más que las mujeres, en promedio, porque ellos son los que más trabajan en puestos peligrosos, y mejor pagados.

Recuerdo que, en España, la ganancia media anual femenina supuso en el año 2008 el 78,1% de la masculina, según el Instituto Nacional de Estadística.

Vemos las cifras entonces:

- unas 7.000 personas trabajan en minas de carbón, de las cuales 300 son mujeres.
- hay 1.650.800 obrerxs de la construcción (2010), entre los cuales 137.300 mujeres.

O sea, ¿realmente unos 1.520.200 varones (mineros y obreros de la construcción) pueden modificar estadísticas y justificar que, en promedio, las mujeres en España ganen el 78,1% de lo que ganan los varones?

Evidentemente, no. La brecha salarial entre varones y mujeres se tiene que buscar en otro lugar.

Más información:

Las mujeres ganan menos que los hombres de por vida y la brecha salarial aumenta con la formación (informe de RTVE basado en la Encuesta de Estructura Salarial del Instituto Nacional de Estadística)


viernes, 9 de mayo de 2014

Desigual, #túdecides mostrar a las mujeres como imbéciles

Para el día de la madre, la marca de ropa española Desigual decidió emitir un comercial en que se ve a una mujer probarse un vestido, luego colocarse por debajo una almohada a modo de barriga de embarazada, constatar que el vestido le queda bien igual, y acto seguido, agarrar un alfiler y pinchar unos preservativos con cara de picarona.

Todo, bajo el lema: #tudecides y el eslogan final y habitual de Desigual: "La vida es chula".


Este comercial, que ha desatado una gran polémica, es escandalosa, denigrante y sexista por donde se lo mire.

En primer lugar, porque muestra lo que debería ser castigado, y no promovido (engañar a un varón quitándole el único método anticonceptivo fiable a su disposición), como una picardía de mujer que quiere a toda costa un hijx: pinchar preservativos es chulo, nos dice la publicidad.

Pero peor todavía es la justificación de Desigual. Pinchar un preservativo "puede ser un canto a la maternidad", contestó la empresa a las críticas. Es más, reivindica su comercial como "el derecho a perseguir los sueños".

¿Cómo cuernos engañar a un hombre y obligarle a ser padre en contra de su voluntad manifiesta (si se puso un condón, es claramente porque no quiere serlo) puede ser interpretado como "un canto a la maternidad"?

¿Qué mente retorcida piensa que la maternidad es un derecho que puede ser conseguido incluso aplastando a otra persona y destruyendo su vida (una paternidad no deseada, como una maternidad no deseada, te pueden destruir la vida)?

¿Qué grado de taradez hay que tener para justificar que se persigan los sueños pisoteando los de otras personas?

¿Cómo no tener luego a los masculinistas quejándose de las paternidades impuestas en contra de su voluntad, si se muestra un engaño, una maldad y un golpe bajo como algo divertido, recomendable y cool, y tildando de feminazi a la primera mujer que exija al padre de sus hijxs el pago de la cuota alimentaria?

Pero la publicidad es doblemente nefasta, porque precisamente, muestra como un comportamiento normal y corriente algo que se asemeja más a la idiotez más completa. Da una imagen superficial, imbécil y manipuladora de las mujeres, capaces de las más abyectas bajezas para conseguir ser madres.

Mujer vil, mujer malvada, mujer retorcida, mujer bruja a quien no le importa destruir la vida de los hombres con tal de conseguir lo que quiere.

No, gente de Desigual, las mujeres no somos tan taradas, no somos tan malvadas, no somos tan manipuladoras, como para pintarlas así en un comercial, ¡y pretender encima que se trata de un homenaje por el día de la madre!

Sin hablar, por supuesto, de que un preservativo pinchado es la puerta abierta a enfermedades de transmisión sexual, HIV, etc. Comercial triplemente nefasto, por ende.

Capítulo aparte merecería la imagen de la mujer (de una delgadez que roza lo cadavérico, por cierto) retorciéndose como si tuviera resortes en todo el cuerpo delante de su espejo. ¿Se imaginan la misma imagen de un varón moviendo las caderas, meneándose de manera tan ridícula y dándose cachetadas en las nalgas haciendo trompita?



PD: La advertencia del final, "Ficción publicitaria. No lo intentes en casa", roza lo sublime.