martes, 30 de noviembre de 2010

Yo voto por el aborto legal

Marianne Mollman y Juan Carlos Vega
Hoy en un día histórico, por primera vez se abrió el debate parlamentario sobre el aborto en Argentina. Fue la Comisión de Legislación Penal la que inició el debate, invitando a Marianne Mollman, de Human Rights Watch, como única expositora.

Recuerdo todavía las primeras reuniones de la Asamblea por el Derecho al Aborto, allá por el 2002, antes de la creación, en 2005, de la Campaña Nacional por el Derecho al Aborto Libre, Seguro y Gratuito, que presentó un proyecto de legalización del aborto en el Congreso. Entonces éramos tres gatas locas. Hoy delante del Congreso, enfrentándonos a los anti-elección que nos quisieron provocar (y que cortaron el cable del camión de sonido que habíamos contratado), y dentro del mismo, éramos centenares de mujeres y hombres luchando por ese derecho básico de las mujeres, sin el cual no habrá igualdad de condiciones nunca.

Si quieren firmar el petitorio por el derecho al aborto, pueden hacerlo haciendo click en la mano.

jueves, 25 de noviembre de 2010

¿Realmente no lo ven?

Hoy es el Día Internacional de Lucha por la Eliminación de la Violencia contra las Mujeres. Y como estoy en una racha "publicidad sexista", les regalo esa de un proveedor de Internet francés. Salió en 2005, creo. O sea, ayer.

Se ve a una mujer debajo de la puerta de un lavaplatos, nos imaginamos que desmayada en el piso.

Comentario: "En lugar del partido, ella quería ver un documental sobre las estrellas fugaces. Pues las vio."

Supongo que muchxs dirán que nada que ver, que estoy loca, que hay miles de interpretaciones posibles. Puede ser. Pero una de ellas es, sí, claramente: el tipo le pegó con la puerta del lavaplatos (o con lo que sea) hasta desmayarla y que ella viera "estrellitas" para poder ver su partido de fútbol en paz.

Súper cómico. Me descojono de la risa.

Esto fue en 2005. No en 1955. Y después dicen que el machismo ya fue...


lunes, 22 de noviembre de 2010

Menos mal que hoy ya no pasa...

Muchos comentarios acerca de las publicidades vintage que subí en mi entrada anterior expresaban alivio porque hoy en día ya no se ven comerciales tan sexistas y que denigran tanto a las mujeres.

Lamentablemente, yo no opino lo mismo. Quizás las publicidades de hoy no digan explícitamente "las mujeres son inferiores y hay que someterlas", pero el sexismo sigue impregnando la mente de los publicistas, que al parecer, cuando se trata de mujeres, se permiten cualquier tipo de agresiones, insultos, denigraciones, humillaciones, muchas veces bajo el manto protector del "humor" o de la "seducción".

He aquí un ejemplo de publicidad que no dice nada explícito, pero que muestra claramente una escena de sometimiento, haciendo pensar en una violación colectiva.



Esta publicidad salió en el 2007. Ante la presión del Instituto de la Mujer de España, de Amnistía Internacional de Italia y de otras instituciones, Dolce & Gabbana decidió finalmente retirarla en el mundo entero. Pero jamás reconocieron el sexismo del asunto. Se defendieron diciendo que se trataba de un "juego de seducción" y que no veían cuál era el problema.

Hasta que se retiró esta publicidad, ¿cuántos niños y niñas vieron esto en las calles y las revistas, pensando que es normal que varios hombres sometan a una mujer?

domingo, 14 de noviembre de 2010

Comercial Vintage #1

Algunas personas siguen minimizando la situación a la que estuvieron sometidas las mujeres hasta hace muy poco tiempo en los países occidentales. Algunas publicidades de la década de los cincuenta (o sea, ayer) muestran a qué punto las mujeres eran odiadas, sometidas, ridiculizadas, inferiorizadas. Si los publicistas se permitían semejantes libertades, es porque estaban en una sociedad que se lo permitía.

Algunos aseguran que hay que tomarlo en un segundo grado. Yo me harté de que el segundo grado siempre sea para rebajar a las mujeres. Vean por sí mismo.



domingo, 7 de noviembre de 2010

¡El apellido paterno no se toca!

España está a punto de modificar la ley acerca de la transmisión de los apellidos a lxs hijxs. Hasta ahora, los padres podían elegir libremente el orden de los apellidos (primero el de la madre o primero el del padre, indiferentemente), lo cual ya era un gran avance. Pero en caso de desacuerdo, primaba el apellido paterno.

Si se aprueba la ley, en caso de desacuerdo, se elimina la prevalencia del apellido paterno y regirá el orden alfabético.

Ya era hora de que esto sucediera. La primacía del apellido paterno es una discriminación absoluta entre hombres y mujeres, que ya no tiene ninguna justificación. Es un resabio de la sociedad patriarcal en que el padre era el jefe de familia encargado de protegerla. Los tiempos han cambiado.  La ley debe cambiar también.

Hace poco, mi abuela fue bisabuela, de parte de mi primo hermano. Como las otras primas hermanas somos todas mujeres, mi abuela deseaba con fervor que el hijo de mi primo fuera varón, "para que no desaparezca el apellido". Con la nueva ley, se podrá descorchar el champán tanto cuando nace un niño como cuando nace una niña.

Ahora, los que se oponen a la ley buscan excusas como: "Con lo del orden alfabético irán desapareciendo los apellidos de la última parte del alfabeto". Pues bien, si lxs legisladores tuvieran un poquito de imaginación, podrían proponer que en caso de desacuerdo, se impusiera el orden alfabético ascendente si el bebé nació un año par, y el orden descendente si nació un año impar, y asunto resuelto.

Ahora bien, ¿qué pasa en Argentina?

Una de las aberraciones discriminatorias entre varones y mujeres que sigue existiendo en la ley argentina concierne precisamente el apellido de lxs hijxs (y algunos siguen diciendo que varones y mujeres son iguales ante la ley...).

Por ley, el apellido del padre es siempre el primero. Se puede, muy generosamente, agregarle el de la madre, pero siempre atrás. Y el que esa persona legará luego es su primer apellido, o sea, siempre el apellido paterno.

La única manera de que alguien lleve primero el apellido de su madre desde el nacimiento, es que sea la madre que lo reconozca primero, y que el padre lo haga más tarde. Se imaginarán el drama si la madre llega a morir en el ínterin: el bebé se queda sin madre y, de hecho, sin padre legal.

Ahora bien, en el medio de todo ese lío machista, llega el matrimonio igualitario. De repente, chan chan, dos hombres o dos mujeres pueden casarse y por ende, tener hijxs. ¿Qué se hace en esos casos, ya que no hay un padre y una madre, sino dos padres o dos madres?

Lxs legisladores lo resolvieron de manera extremadamente simple:
Los hijos matrimoniales de cónyuges del mismo sexo llevarán el primer apellido de alguno de ellos. A pedido de éstos podrá inscribirse el apellido compuesto del cónyuge del cual tuviera el primer apellido o agregarse el del otro cónyuge. Si no hubiera acuerdo acerca de qué apellido llevará el adoptado, si ha de ser compuesto, o sobre cómo se integrará, los apellidos se ordenarán alfabéticamente. Si el interesado deseare llevar el apellido compuesto del cónyuge del cual tuviera el primer apellido, o el del otro cónyuge, podrá solicitarlo ante el Registro del Estado Civil desde los DIECIOCHO (18) años.
¡Así de simple!
Pero ojo, la ley sigue estipulando que
(...) los hijos matrimoniales de distinto sexo llevarán el primer apellido del padre.
O sea, la ley de matrimonio igualitario viene a echarles en cara la discriminación sexista de la ley sobre transmisión del apellido, entonces le agregan un párrafo sobre hijos de parejas del mismo sexo, ¡pero no se toman la molestia de modificar lo que se hace en caso de pareja de distinto sexo!

Resultado: ahora hay una doble discriminación: entre varones y mujeres por un lado, ¡y ahora entre parejas de distinto sexo y parejas del mismo sexo por el otro!

¿Qué tan difícil era modificar esa parte de la ley? ¿Y por qué extraño motivo no lo hicieron? ¿Debo pensar que la sociedad argentina está lista para aceptar el matrimonio igualitario, pero no está lista para aceptar la igualdad ante la ley entre hombres y mujeres?

No me gustaría llegar a esa conclusión, pero...
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jueves, 4 de noviembre de 2010

Las mujeres son todas iguales

Hace unos días he participado en una conversación muy interesante. Un conocido mío pone en su perfil de Facebook: "Mujeres, mujeres, ¿por qué serán tan complicadas si las cosas pueden ser simples?"

Como en los últimos meses he conocido a un varón particularmente complicado, rebuscado, y con el que la relación no funcionó precisamente por eso (en todo caso de mi lado), se lo explico y digo: "¿Ves? Yo también podría decir: varones, varones, ¿por qué serán tan complicados si las cosas pueden ser simples?"

Por supuesto, ese chico no entendió la ironía que consistía en explicarle lo ridículo de las generalizaciones por sexo, y cayó en la trampa diciendo: "Ah, pero no todos los varones son iguales".

A lo que contesté, por supuesto: "Pero entonces ¿por qué decís que todas las mujeres son iguales?"

Como ya visiblemente no entendía más nada, contestó: "Pero yo hablaba de una mujer en particular".

"Si, contesté yo, yo también hablaba de un hombre en particular. Sin embargo, al hablar de 'varones', entendiste perfectamente que estaba generalizando a todos los varones y te defendiste diciendo que no todos son iguales. Por qué, ya que hablabas de 'mujeres', no debería entender que estabas generalizando a todas las mujeres?"

Esto fue demasiado y abandonó la conversación ahí.

Me llama la atención cómo a algunos varones les encanta despotricar contra todas las mujeres en general a raíz de un episodio con una mujer en particular, pero no soportan que hagamos lo mismo con los varones.

¿Ponerlos en la misma situación será la mejor manera de mostrarles que las generalizaciones son siempre abusivas? No lo sé, porque al parecer, ese chico no entendió absolutamente nada a lo que le estaba diciendo...

De paso, también me asombra a qué punto muchos varones heterosexuales critican a las mujeres: que son tontas, que no saben manejar, que tardan horas en prepararse, que no saben leer un mapa, que no les gusta el fútbol, que sólo piensan en cosas superficiales...

Digo, si tanto odian a las mujeres, si tanto les disgusta lo que ellos definen como "ser mujer", ¿por qué son heterosexuales? ¿Y por qué terminan con mujeres superficiales y que pasan horas delante de un espejo?

lunes, 1 de noviembre de 2010

Reacción o solución: ¿cómo vencer al sexismo cotidiano?

En una entrada anterior, una persona dejó un comentario diciendo que una solución ante la agresión permanente que las mujeres vivimos en la calle es tener la cabeza bien alta.

Ese comentario me hizo pensar. Y llegué a la conclusión de que justamente, a lo que apunto con este blog, es a cambiar las mentalidades a futuro, para que la solución no sea simplemente una reacción personal y cortoplacista, sino una resolución global y universal del problema.

Muchas veces he escuchado personas decirme: "Bueno, cuando te pasa eso, ¿por qué no reaccionás de tal o cual manera, y asunto resuelto?"

El tema es que así no se resuelve el asunto, porque en la siguiente esquina me puede volver a pasar lo mismo. La solución no pasa por lo que yo deje o no deje de hacer para que una situación no me moleste. Pasa por que la situación no se repita.

En el caso del acoso callejero o en los lugares públicos, la solución no pasa por responder tal o cual cosa de tal o cual manera. Esa es una reacción. No una solución.

La solución sólo puede pasar por un cambio de mentalidades. Y claro, estamos hablando entonces de largo, muy largo plazo. Para las generaciones futuras.

Por eso insisto tanto en las manifestaciones ínfimas del sexismo, como el lenguaje sexista, las publicidades sexistas, los "piropos" que no son otra cosa que acoso callejero, etc. Muchas veces me lo reprochan, me dicen: "Son detalles, hay cosas más graves, andá a ver en Afganistán cómo están las mujeres".

Es que yo no pienso solamente en mí. Pienso en las generaciones futuras. Mientras lxs niñxs sigan viendo publicidades en que papá trabaja y mamá limpia y cuida a lxs hijxs, carteles con mujeres semi-desnudas en la calle, mientras las niñas empiecen a escuchar guarangadas en la calle desde los primeros síntomas de la pubertad y que nadie se escandalice (yo tenía apenas 12 años cuando me dijeron mi primer "piropo": "Cómo me gustaría ser tu helado para que me chupes así"... y a un diputado se le ocurrió crear un "día del piropo"...), mientras las mujeres sean negadas en el idioma, mientras escuchen en la escuela "el masculino siempre le gana al femenino", mientras se sigan imponiendo estereotipos sexistas a lxs niñxs desde su más tierna infancia (colores, juguetes, personajes a los que identificarse, etc.), mientras a la gente le parezca pícaro que un niño levante las faldas de una niña y no se le explique que eso no se hace, no se podrá abolir el sexismo, la discriminación, la violencia de género, las violaciones, etc. etc., porque todo eso está íntimamente ligado y relacionado.

Mi blog apunta a eso: hacer tomar consciencia a la gente del sexismo, para que traten  que las generaciones futuras estén libras de este flagelo.