miércoles, 26 de diciembre de 2007

Hola bomboncito...

Salgo de mi casa, camino por la calle. Paso delante de una obra, estoy obligada a caminar entre tres o cuatro obreros. Todos, sin excepción, me hacen algún tipo de comentario. "Hola bomboncito..." , "Mamita qué buena que estás...", "Ay Dios mío..."

Sigo mi camino. Me cruzo con dos tipos que vienen enfrente. Uno de ellos habla con el otro: "Entonces le dije a mi jefe..." Se interrumpe un segundo, se da vuelta hacia mí, dice de manera automática: "Hola muñeca..." y como si nada, sigue contando: "... le dije que no podía ser, que ese laburo no lo podía hacer..."

Sigo caminando. Decido comprarme un helado. Me paro en una heladería. No tengo tiempo de comerlo dentro de la heladería, así que decido comerlo caminando por la calle. Claro que lo tengo que chupar para que no se derrita (y aparte odio comer el helado con cucharita). Con una gran muestra de originalidad, tres o cuatro tipos me dirán lo mismo, hasta que acabe mi helado: "Mamita, cómo me gustaría ser ese helado y que me chupes todo".

Cuando termino el helado, recuerdo que no tengo que comer un helado en la vía pública si no quiero que me molesten.

Cuando termino mi recorrido callejero, recuerdo que no tengo que caminar por la vía pública si no quiero que me molesten.

Todo eso ha sido en invierno, tapada hasta los ojos. En verano, los comentarios se multiplican, claro, porque me pongo polleras y remeritas más cortas o ajustadas.

Lo sé: a muchas mujeres les encanta que les digan piropos. Porque no pueden vivir sin la mirada masculina, creen que eso las valoriza.

A mí me parece insoportable y totalmente sexista.

Cuando hablo de eso con hombres, me dicen que les encantaría que las mujeres les digan piropos en la calle. Claro, porque se imaginan que serían mujeres lindas, flacas, jóvenes y atractivas. Sin embargo, en la mayoría de los casos, los hombres que dicen cosas a las mujeres en la calle son los más feos, los más repugnantes, los que menos me llevaría a mi cama. ¿Cambiaría algo si fueran hombres lindos y atractivos? No. De hecho, las pocas veces que sucede, me molesta igual.

También está el hecho de que no se podría comparar a una mujer diciendo algo a un hombre con un hombre diciendo algo a una mujer: los hombres no les tienen miedo a las mujeres en la calle. No está esa amenaza constante de la violación. Nunca les dijeron: "Ojo, no hables a mujeres desconocidas, cuidate en las playas de estacionamiento vacías, procurá estar acompañado, no estés a solas con una mujer". Son cosas que a nosotras nos metieron en la cabeza y sí, cuando estamos en una calle oscura, solas, y nos cruzamos con un hombre, tenemos tendencia a querer cambiar de vereda y a pensar en el peligro de la violación. Un hombre solo en una calle oscura que se cruza con una mujer no va a pensar en cambiar de vereda por miedo.

A un hombre le parecería piola que una mujer le diga: "Papito, te la chuparía toda" porque sabe que esa mujer no lo puede violar.

Cuando un hombre me dice: "Mamita, te rompería toda", hay una amenaza virtual, porque es perfectamente factible que ese hombre me viole. Lo más probable es que no lo haga, pero la posibilidad existe. Y por más que ese hombre sepa perfectamente que nunca violaría a una mujer, tiene que saber que con su comentario aparentemente anecdótico alimenta ese ambiente de agresión y de miedo que sentimos constantemente en la calle.

Un día hablaba de eso con un amigo, que me dijo que no entendía qué me molestaba. Entonces le di la única comparación posible: "Imaginate que no puedas andar por la calle sin que los hombres homosexuales te miren el culo, te digan: 'cómo me gustaría que me la chupes' o 'qué bomboncito que sos'. ¿Cómo reaccionarías?"

Respuesta de mi amigo: "Les rompo la cara".

Ajá. ¿Y por qué a él le molestaría a punto de querer romperles la cara, y yo me tendría que sentir valorizada y feliz de que un hombre me quiera coger? ¿Será porque cree que una mujer necesita la mirada masculina para sentirse bien? ¿Tan indispensables se creen algunos hombres?

Una vez, un taxista me gritó algo. Le hice "fuck you" con el dedo, y me gritó: "¡Lesbiana!". Qué prueba magnífica de que algunos hombres creen ser el centro de la vida de las mujeres: si no nos gusta que nos digan cosas, es necesariamente porque somos lesbianas. Con su ego desmesurado, no se pueden imaginar que una mujer heterosexual no necesite la mirada de los hombres para sentirse plena.

Cuando le dije todo eso a mi amigo, lo pensó y me dijo: "Bueno, pero si estoy en un barrio gay, en su territorio, no tengo nada que decir, me lo banco y chau, hasta que salga del barrio".

Ajá. ¿Quiere decir que el espacio público es territorio masculino y que me la tengo que bancar hasta que salga de ese territorio, es decir, hasta que vuelva a mi casa? Porque no hay barrio donde eso no suceda. Puerto Madero, Chacarita, Recoleta, Villa Lugano, Belgrano o la Boca: no hay barrio donde los hombres no se sientan el derecho de molestar a las mujeres con comentarios sexistas.

Muchas veces, se vuelve aún más violenta la cosa: un hombre camina hacia mí y hace como que se viene directamente sobre mí. A último momento se desvía y al cruzarse conmigo me dice algo como: "Te rompería toda" o "qué buenas tetas". Claro que en el momento en que creo que el tipo se va a chocar conmigo, me entra mucho miedo, porque no sé si el tipo me quiere robar, o agredir, o simplemente pedirme la hora.

Sin hablar de los que, directamente, te tocan el culo o las tetas. Ya estamos hablando de otro grado de agresión, una agresión física. El nivel siguiente es la violación.

En todos los casos, esos hombres crean un ambiente sexual, de agresión, que hace que una mujer no pueda sentirse tranquila caminando por la calle. De hecho, una mujer caminando por la calle no es un ser humano: es una vagina con patas. Así es vista por muchísimos hombres, que se creen el derecho de poder agredirla verbal o físicamente.

Y no, no hago diferencia entre un piropo como "los de antes", y las agresiones como "chupame la pija". Porque la intención es exactamente la misma: marcar el territorio, poner a la mujer en un papel de objeto sexual. En un caso, esta agresión está disfrazada con lindas palabras o poesía. Pero el resultado es el mismo.

Me encantaría poder caminar por la calle y que me vean como un ser humano, y no como una vagina con patas. Me encantaría que llegue el verano y poder ponerme una remerita sin que me hagan comentarios sobre mis tetas (y eso que no las tengo muy grandes, no me imagino el infierno de las mujeres a las que la naturaleza dotó de pechos generosos). Me encantaría poder estar en la vía pública y no pensar que al fin y al cabo, estaría mucho más tranquila si llevara la burka afgana.

Por último, quiero subrayar la cobardía de los hombres que dicen piropos o cosas obscenas en la calle: en general, eligen decirlas una vez que la mujer pasó, cuando está de espaldas. Nunca lo dicen de frente. Y cuando una les encara y les pregunta: "¿Qué me dijiste?", en la mayoría de los casos, se hacen los boludos. Ni siquiera tienen la valentía de bancarse sus propias palabras.

PD: preciso que hablo de piropos u obscenidades proferidas en la calle, no de intentos genuinos de seducción. Es evidente que los hombres que dicen cosas a las mujeres en la calle no intentan seducirlas: sólo quieren marcar su territorio y remarcar que son machos de verdad.

miércoles, 19 de diciembre de 2007

Manuelita era feminista

María Elena Walsh publicó este texto en la revista Humor en 1980, en plena dictadura. Aunque tengo algunas leves discrepancias (no creo en la "femineidad" como algo natural), lo copio aquí porque me parece maravilloso... y tan actual.




Sepa por qué usted es machista

por María Elena Walsh

1. Porque le falta el principal de los sentidos: el del humor.
2. Porque se siente Dios, aunque no sea Ministro.
3. Porque cree todo lo que le dicen los medios (o miedos) de difusión de la Argentina actual, y ya tiene el cerebro más lavado que mate cebado por un polaco.
4. Porque su mamá es una santa, por lo tanto las demás mujeres son unas brujas.
5. Porque su mamá es una bruja, por lo tanto las demás mujeres también.
6. Porque no tiene mamá y no consigue quien lo mime.
7. Porque en realidad le gustan más los hombres, aunque no ejerza.
8. Porque quiere hacer mérito ante los centros de poder, exclusivamente masculinos: empresariado, Fuerzas Armadas, animadores de TV, deporte, sindicatos, clero, pompas fúnebres, etcétera.
9. Porque todo ese asunto de la gestación y el parto le da miedo y asquete, como la educación sexual al Ministro de Educación.
10. Porque usted tiene los mismos atributos de Woody Allen pero no le dan el mismo resultado.
11. Porque no soporta la idea de un rechazo sexual hacia usted o hacia otro, y cree que la bella siempre debe estar a disposición de la bestia.
12. Porque usted no vive en el presente (y para eso lo ayudan mucho) sino en la prehistoria mental, y se da manija con tangos del 40.
13. Porque usted es burro y en lugar de corregirlo con tiempo y esfuerzo lo disimula con agresividad.
14. Porque usted es culto pero culturiza fuera de la maceta, y leyó a Julián Marías y no a Simone de Beauvoir.
15. Porque en el fondo es antisemita, antinegro, antiobrero, antijoven, pero como eso ya no corre se desquita con la misoginia, que aquí y ahora viene con premio (pero no se descuide: por poco tiempo más).
16. Porque usted ama el orden por sobre todo, y cada cosa en su lugar las mujeres en la cocina (o en cueros en tapas de revistas), y Pinochet, Castro y García Meza en el poder.
17. Porque cree que la inepcia es cuestión de sexo, que es como creer en la cigueña o en elecciones inminentes.
18. Porque teme que las mujeres hagamos rancho aparte, y no piensa que son los hombres quienes lo inventaron y perpetúan. (Ver punto 8.)
19. Porque supone que la mujer quiere imitar al varón, y no sabe que antes muerta que imitar a semejante fabricante de desastres, desde la guerra atómica hasta el IVA.
20. Porque le gusta que al mundo lo manejen los colectiveros.
21. Porque tiene mucha paciencia para dejarse pisar la cabeza por cualquier matón y muy poca para comprender errores de mujeres, que al fin y al cabo son, históricamente, debutantes en la mayoría de las profesiones.
22. Porque teme que las mujeres "pierdan la femineidad", cosa imposible de perder, salvo que usted llame así a cosméticos y pilchas.
23. Porque usted teme que le roben algo y no sabe bien qué, a pesar de que a diario lo saqueen y basureen, y no precisamente las mujeres.
24. Porque es sincero, y vale más machista recuperable que "feminista" patrocinante como un papito que a las pretensiones femeninas dice que sí PERO...

Ahora ya sabe. Con estos 24 puntos usted ahorra años y fortunas en psicoanálisis. Usted puede ser hombre o mujer, el machismo tampoco es cuestión de genes: poca gente más machista que algunas mujeres, sólo que ellas lo son por instinto de conservación, por despiste, por imitar a los hombres, por comodidad o porque así las dejan hablar por TV. Usted también lo es por todas estas razones pero además porque se cree superiorcito: hace unos 10.000 años que le pasan el aviso y claro, usted sigue comprando un producto inexistente. Ahora puede seguir siendo machista, pero con apoyo logístico. No se trata tampoco de ejercer la represión desde estas páginas. Es posible que la perseverancia le acarree aplausos y sensación de deber cumplido, amén de las palmadas de la patota. Pero ojo que no hay premio mayor que saberse persona inteligente y civilizada. Si no opta por eso, estará contribuyendo a la contaminación mental, que es la que nos mata. Y no la humedad.
Estará inflando la maquinaria del prejuicio y la prepotencia y al fin se va a quedar solo como un ciempiés, de luto, convertido en drácula de utilería y en hazmerreír de las criaturas primaverales.

viernes, 14 de diciembre de 2007

Houellebecq reconoce ser misógino

El escritor francés Michel Houellebecq estuvo en Buenos Aires estos días. En una nota a Página/12, reconoce ser misógino. Extrañamente, la autora de la nota afirma en el copete (a menos que haya sido el/la editor/a de la sección Cultura que lo haya hecho, me parece más probable) que el autor "se defiende de las acusaciones de (...) misoginia". A mí me parece, al contrario, que las reivindica:
“No creo ser xenófobo; misógino, puede ser, pero no desprecio a las mujeres. Lo más penoso del tema es que cambio de parecer con frecuencia. En realidad, me contradigo bastante”, reconoció el escritor. “Las mujeres muy femeninas y encantadoras me molestan un poco, pero cuando veo a las alemanas, que rara vez se rasuran las axilas, me digo que es bueno que las mujeres hagan el esfuerzo por ser bonitas y femeninas”, ejemplificó.
Y sí... A mí los hombres muy masculinos me molestan un poco, pero cuando veo a alguien como Houellebecq, petiso, debilucho y casi calvo, me digo que es bueno que los hombres hagan el esfuerzo por ser atractivos y viriles...

martes, 11 de diciembre de 2007

Presidenta

Qué les puedo decir... No deja de emocionarme. Una mujer en el máximo escalafón del poder es una potente imagen para luchar contra el sexismo. Al menos eso espero.
Pienso en los niños viendo esas imágenes, en las niñas que se pueden identificar con ella y que pueden soñar con ser, ellas también, "presidenta de la Nación", y no eternas maestras o enfermeras.
Deseo a Cristina Fernández éxito en la gestión de su gobierno.

domingo, 9 de diciembre de 2007

Agresión sexista

Sábado de madrugada. Estoy sobre la calzada, cerca de los autos estacionados, esperando que pase un taxi. De repente veo un auto dirigirse a gran velocidad hacia mí, hacer como que me va a pisar y a último momento, esquivarme. El acompañante al lado del conductor me escupe con furia y me grita: "¡Puta!". Y con mucho coraje, el conductor pisa el acelerador y desparecen de mi vista.
El escupitajo, por suerte, no dio en el blanco. Ni el insulto, de hecho.

Pero me hizo pensar. ¿Por qué estos jóvenes me agredieron de esa forma, me escupieron y me insultaron, cuando no les hice absolutamente nada?

La única respuesta que veo: porque soy mujer. Y una mujer que está en la vía pública sólo puede ser una puta. Una mujer "decente" está encerrada en su casa y no sale sola. Una mujer en la calle sólo merece que se le escupa (una marca clara de desprecio), por estar en el territorio masculino. Supongo que los violadores tienen el mismo razonamiento, llevado al extremo.

Estos chicos estaban visiblemente borrachos y espero que se hayan estrolado en la esquina siguiente por manejar ebrios. Supongo que tenían ganas de joder, y punto. Pero no habrían hecho lo mismo con un hombre. No le habrían escupido, no le habrían recordado que no tiene que estar en la vía pública. Salvo que ese hombre haya parecido homosexual, claro.

Esta agresión fue, en todos los sentidos, absolutamente sexista.

PD: preciso, para los comentaristas sexistas que no dejarán de decirlo, que no estaba vestida de manera indecente. Aunque la agresión tampoco habría estado justificada si hubiera estado más desabrigada.

viernes, 7 de diciembre de 2007

Una historia de "amor" a prueba de balas...

Una nota alucinante en Perfil: un hombre cree que su esposa lo engaña. Le dispara seis veces con un calibre 32. Luego intenta suicidarse. Los dos sobreviven. Ella le perdona. Se siguen queriendo: hermosa historia de amor, ¿no?

Detalle muy importante: al final era todo mentira, la mina no era una puta, nunca lo había engañado. O sea: no se merecía los disparos.

"Era mentira. El tipo le vendió un buzón. Mi vieja nunca anduvo en nada raro", cuenta el hijo de ambos.

Y con eso, el autor de la nota y el hijo dan a entender que si ella hubiera andado en algo "raro", entonces sí habría merecido que el esposo intentara matarla.

Y de haber muerto ella, el título de la nota habría sido: "Otro crimen pasional".

Porque todos saben que cuando un hombre mata a una mujer, no es porque sea un asesino cabrón subnormal que merece pudrirse en la cárcel: es un hombre "apasionado", que "la amaba demasiado" y no soportó que ella fuera una atorranta. Ella se lo buscó. Y él la mató por amor.

Yo no puedo entender que todavía, hoy en día, se siga diciendo que alguien puede matar por otra cosa que egoísmo, odio o rencor.

¿Puede ser que estemos viviendo en el siglo 21? Cuando nos referimos a la sexualidad de las mujeres, creo que seguimos viviendo en la edad de piedra...

miércoles, 5 de diciembre de 2007

Madre a los 64 años... ¿y el padre?

Una mujer de 64 años dio a luz a una niña después de recibir el óvulo de una mujer joven fecundado por el esperma de su marido.
El diario Clarín da cuenta del escándalo desatado en Alemania, donde sucedió eso:
  • "toda Alemania discute aún si es correcto que una mujer dé a luz a los 64 años de edad"
  • "Es un abuso a los avances médicos, no va para nada en beneficio del niño"
  • "Las críticas de la prensa, las asociaciones profesionales y los consejos éticos fueron fuertes."
  • "Cuando la hija empiece la primaria, la madre tendrá 70 años. Cuando la chica llegue a la secundaria, la madre, en el mejor de los casos, estará en el asilo. ¿Y quién se va a ocupar de las dos? ¡El estado de bienestar social!"
  • "Los únicos que se alegran son los padres"
  • "Hay que preguntarse si está bien tratar a mujeres de más de 45 años"
¿El padre? Bien, gracias.
¿Alguien le preguntó su edad? No. Lo más probable es que tenga la misma edad o sea más viejo que la madre. ¿Alguien le reprochó algo? Obvio que no.
Y a nadie se le ocurre pensar que, si se llega a morir la madre, se puede ocupar el padre.

¿Alguien criticó al padre de Julio Iglesias por tener un hijo a los 97 años y luego dejar nuevamente embarazada a su esposa unos meses antes de morir? No. La anécdota no pasó de ser algo divertido. ¿Alguien habló del egoísmo de ese señor? En ningún momento.

Los hombres pueden tener hijos hasta cualquier edad, nadie les dice nada. ¿Cuántas veces escuchamos que tal actor, a los 65 años, es nuevamente papá? Y todos se extasian ante la noticia. "Mi bebé me dio una nueva juventud", dirá en los medios. ¿Alguien se preocupará en calcular la edad del actor cuando su hijo o su hija entre en la escuela primaria? Obvio que no.

Por lo demás, recién se está sabiendo que la calidad del esperma, no solamente de los óvulos, también disminuye con la edad. Y que los niños concebidos con esperma de ancianos tienen más posibilidades de contraer algunas enfermedades que otros. ¿A alguien le preocupa? ¿Alguien carga contra esos hombre egoístas que no piensan en el futuro de sus hijos? No. ¿Alguien mencionó que la niña de la que Clarín habla en su nota fue concebida por un óvulo de buena calidad (la donante tenía 25 años), pero un esperma probablemente de mala calidad (la del padre)? No.

No me estoy pronunciando aquí sobre si está bien o mal que una mujer de 64 años tenga un bebé. Estoy criticando la diferencia flagrante y escandalosa (y sexista) de tratamiento de la noticia cuando se trata de una mujer y cuando se trata de un hombre.


sábado, 1 de diciembre de 2007

¿Qué es el esencialismo y por qué lo odio?

Las mujeres son más pacíficas que los hombres.
Los hombres tienen mentalidad guerrera.
Las mujeres tienen instinto materno.
Los hombres usan más el lado derecho/izquierdo del cerebro.
Las mujeres son más sensibles.
Los hombres no pueden hacer dos cosas al mismo tiempo.
Las mujeres comunican mejor.
Los hombres no muestran sus sentimientos.
Las mujeres hablan todo el tiempo.
Los hombres están más en la acción.
Las mujeres son más conciliadoras.
Los hombres están programados genéticamente para coger con cuanta hembra se le cruce.
Las mujeres están programadas genéticamente para querer estar con un solo hombre toda su vida.
etc. etc. etc.

¿Qué es eso?
Una muestra de esencialismo.
¿Qué es el esencialismo?
Es la teoría según la cual los hombres o las mujeres tienen tal calidad o tal defecto por esencia, por naturaleza.
A mi entender, es sexismo.

El racismo es un poco más obvio. Si digo: "los judíos son amarretes" o "los judíos se manejan mejor con el dinero porque viene en los genes" o "los negros son brutos", también es esencialismo, y es racismo, y casi nadie (salvo algún cretino perdido por ahí) lo niega. Digamos que la gente con más o menos dos dedos de frente reconoce el racismo de esas palabras. Extrañamente, entre la gente más o menos inteligente, hay un montón de personas que estarán convencidas de que las afirmaciones sobre "hombres" y "mujeres" no son sexistas.

Falta mucho camino por recorrer...

¿Cuántas veces habrá que recordar que todo depende de la educación, y no de los genes? Que si a una niña la educan como un varón, es muy probable que desarrolle las mismas habilidades que un varón, y viceversa?
Considerar, a priori, que una mujer es así o asá es discriminatorio, porque vamos a prejuzgar sobre lo que puede ser y hacer esa persona, antes misma de conocerla, por su sexo. Y si somos empleadores y estamos queriendo contratar a alguien, esos prejuicios pueden ser muy negativos: "Es mujer: es demasiado sensible para este puesto". "Es hombre: es demasiado violento para este trabajo". "Es mujer: no va a poder levantar una bolsa de 10 kilos". "Es hombre: no sabrá manejarse con niños pequeños".

Prejuzgar a alguien de acuerdo a su sexo es tan escandaloso como prejuzgarlo sobre el color de su piel, su nacionalidad o el color de sus ojos.

Para contratar a alguien, habría que hacerle pasar tests, exámenes, etc, pero no prejuzgar de antemano. Me recuerda el caso de las heladerías Freddo. Habían contratado sólo a hombres porque habían decidido que una mujer no tenía la capacidad física de levantar baldes de helados de 9 kilos.
1) Algunas mujeres no podrán hacerlo (ejemplo: yo). Otras sí (ejemplo: mi hermana, que es mucho más fuerte que muchos hombres). ¿Por qué a esa mujer que postula para ese trabajo no la van a contratar por el solo hecho de ser mujer? Es discriminatorio.
2) ¿Las mujeres no pueden levantar baldes de 9 kilos? ¿Y cómo hacen cuando tienen que cargar 9 kilos en su panza cuando están embarazadas? ¿Cómo hacen cuando tienen que cargar veinte veces por día a un niño de 10 kilos?
3) Por todas esas razones, Freddo fue condenado por la justicia a contratar sólo a mujeres hasta lograr la paridad.

En fin, por todas esas razones es por lo que odio el esencialismo. Yo no me siento la típica mujer sensible, mejor comunicadora y no sé qué otra bazofia más. Odio que crean a priori que soy así sólo porque tengo tetas y vulva. Odio que tengan un a priori sobre mi persona sólo porque soy mujer.

Las cualidades "femeninas" y "masculinas" no existen en la naturaleza. Por ejemplo, el "ser sensible" no es "femenino". Existe, pero no tiene sexo a priori. Por la educación que reciben en el mundo occidental, la mayoría de las mujeres occidentales serán más sensibles que la mayoría de los hombres occidentales, pero la naturaleza no tienen nada que ver con eso. En otras culturas, es muy posible que el "ser sensible" sea atribuido a los hombres y no a las mujeres. Si fuera una ley natural, tendría que ser universal. Y no lo es.

Odio la idea del yin y del yang, los sexos que se complementan, la mujer pasiva y el hombre activo (qué casualidad, ¿no? siempre es la mujer la que tiene el papel pasivo...). No todos los hombres me complementan, y algunas mujeres me complementarían mejor que algunos hombres. Por lo demás, no busco que un hombre me "complemente", sino que me "acompañe". Nada que ver. No busco a mi "media naranja", porque eso querría decir que sola, no soy completa, que me falta algo.

Y no me falta nada, gracias. Me siento muy bien conmigo misma. No digo que no necesite compañía, compañerismo, amistad o amor. Pero de ninguna manera busco que me "completen". Y si buscara eso, entonces buscaría a alguien sumiso, débil, dependiente y que sepa cocinar y planchar, porque yo me considero dominadora, fuerte, independiente y no sé ni cocinar ni planchar ni me interesa aprender.

Por todas esas razones considero que publicidades como las de Brahma son sexistas, porque muestran a los hombres como naturalmente obsesionados con el sexo, y esto, es sexismo puro.


jueves, 29 de noviembre de 2007

Michel Houellebecq y Alan Pauls

El escritor y periodista argentino Alan Pauls, al que acusé de misoginia en este blog, presentará al escritor francés Michel Houellebecq el 5 de diciembre próximo a las 19h30 en la Alianza Francesa, Córdoba 946. Miren qué casualidad... Resulta que Houellebecq, más allá de ser un escritor magnífico al que admiro mucho, es a mi juicio uno de los mayores exponentes de la misoginia moderna...

Sobre la conferencia de Houellebecq, titulada Cómo la cultura americana domina al mundo, pueden obtener más información aquí.

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miércoles, 28 de noviembre de 2007

Soy tuya



Resumamos: todas las mujeres están al servicio del hombre. Todas quieren servirlo sexualmente. Las mujeres no son "nada".

Y, sobre todo: sólo los hombres heterosexuales toman cerveza. Ninguna publicidad de esta marca de cerveza está dirigida nunca a mujeres (ni a hombres homosexuales, de más está decir). Las mujeres sólo están en el deseo de los hombres. Ellas no toman cerveza, no consumen.

OK, propongo algo: ya que las publicidades de Brahma no se dirigen nunca a mujeres ni a hombres homosexuales, propongo que las mujeres y los hombres homosexuales obedezcan al mensaje de la publicidad y dejen de consumir esta marca de cerveza. Total, ¿qué les importa, no? Ya que visiblemente sólo se preocupan por el consumo de los hombres heterosexuales.


domingo, 25 de noviembre de 2007

Día Mundial de la No Violencia contra las Mujeres

Hoy, 25 de noviembre, es el Día Mundial de la No Violencia contra las Mujeres.

Hace unos días fui a ver una película: El Sospechoso (Rendition). En una escena, un árabe cuenta que los musulmanes tienen un dicho: "Pega a tu mujer cuando llegues a casa. Si no sabés por qué, ella sí lo sabrá".
Una frase horrorosa, más allá de la autenticidad del dicho.

Reacciones en la sala: risas y... aplausos.

Argentina, 2007.


Algunos datos para recordar:
  • Según información del BID se estima que el 25% de las mujeres argentinas es víctima de violencia y que el 50% pasará por alguna situación violenta en algún momento de su vida (o sea, en la sala de cine, que ese día estaba repleta, había probablemente alguna mujer golpeada por su marido/pareja. ¿Se imaginan cómo se sintió cuando escuchó los aplausos?)
  • Una mujer es asesinada cada 36 horas en Argentina y el 40% de los crímenes son cometidos por sus parejas, según datos revelados por la Red Solidaria
  • El 37% de las mujeres golpeadas por sus esposos lleva 20 años o más soportando abusos de ese tipo
Servicio telefónico de atención a mujeres víctimas de violencia:
0800 66 68537 (MUJER)


Para hacer algo: propongo imprimir este poster y colocarlo en tu barrio:


viernes, 23 de noviembre de 2007

Esto recién empieza...

Chiche Gelblung, entrevistado por Clarín, acerca de Cristina Fernández:
"Ahora que salió de la crispación de la campaña, va a empezar a aparecer la verdadera Cristina. Tiene una gran cosa a favor: le gusta la buena pilcha. Yo cuando la veo a la Bachelet que viene con esos trajes sastre que usaba mi vieja... No tiene derecho a vestirse así. No sería serio que Cristina no se preocupe por la pilcha."
Claro... no sería serio, imagínense... La pilcha: primera preocupación de una presidenta, como todos saben... ¿La inflación, la desocupación, la inseguridad, la crisis energética? No, no, no, esos son temas de hombres: lo importante para una mujer presidenta es que se preocupe por la pilcha.

Por favor, ruego que alguien me envíe el link en el que Chiche Gelblung se haya quejado del mal gusto de Néstor Kirchner con la ropa. Porque con sus horripilantes sacos cruzados y sus lamentables mocasines, lo menos que pudo haber dicho este eminente periodista es: No es serio que Néstor no se preocupe por la pilcha...


viernes, 16 de noviembre de 2007

Papá maneja, mamá se queda en casa con los hijos


El hombre sueña con tener un auto.
La mujer sueña con decorar su casa junto a sus hijos.

Más estereotipado, imposible.

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miércoles, 14 de noviembre de 2007

Oda a la misoginia

Hace unos días fui al cine. Salí con una bronca poco común para una espectadora como yo. Por lo general, soy un público fácil. No suelo odiar las películas que veo. No suelo tener ganas de irme en medio de la película. Pero la verdad, el otro día, lo tendría que haber hecho. Me quedé hasta el final sólo para poder tener material para escribir esta entrada.

La película en cuestión es El pasado, escrita y dirigida por Héctor Babenco, sobre la novela homónima de Alan Pauls, y con Gael García Bernal, Analía Couceyro, Moro Anghileri y Ana Celentano.

Yo no sé qué le han hecho las mujeres a Alan Pauls y a Héctor Babenco, pero es obvio que ambos tienen algunas cuentas pendientes con ellas... Porque la manera en que son retratadas es escalofriante: son todas locas, psicóticas, egoístas, desesperadas. Parece que nacieron para hacer sufrir a los hombres, pintados como pobres víctimas pasivas de arpías histéricas.

La historia es globalmente así (a partir de acá, las/os que quieren mantener el suspenso de la trama -mucho no hay, pero en fin...-, no sigan leyendo): Rímini (Gael García Bernal) se separa de Sofía (Analía Couceyro). Él enseguida pasa a otra cosa (tiene dos relaciones, primero con Vera -Moro Anghileri- y luego con Carmen -Ana Celentano), pero Sofía no logra sobreponerse y hará todo para que Rímini vuelva con ella.

Sofía: es una loca del tomate que lo persigue y no lo deja en paz; llegará al punto de secuestrar al hijo que Rímini tuvo con Carmen y hacerlo pasar a él por loco. Visiblemente esa mujer necesita estar internada.

Vera: una modelo que lo único que quiere en la vida es ser famosa y ganar plata. Una celosa perdida que no soporta que Rímini siquiera mire a otras mujeres, se pone celosa hasta de las niñas que se cruzan con él. Siempre duda de su amor, es insoportable y termina arrollada por un colectivo (es tan hincha ovarios que una no puede impedirse pensar: "Se lo merecía").

Carmen: la única mujer más o menos cuerda de la historia. Pero finalmente termina siendo una guacha fría e insensible que no toma en cuenta que Rímini tiene un problema neurológico y le prohíbe ver a su hijo.

Está de más precisar que las tres aparecen totalmente en bolas en varias ocasiones (incluso durante el parto de Carmen, cuyos pechos se muestran en primer plano durante la cesárea). Lo único que se verá de García Bernal será, furtivamente, sus nalgas, obvio que en una media oscuridad, no queremos caer en la pornografía, ¿no es cierto? Porque todos sabemos que mostrar a una mujer desnuda es Arte, y mostrar a un hombre desnudo es pornografía.

Las otras mujeres que aparecen son todas enfermas de la cabeza y/o patéticas. Al final, la única mujer ausente es la madre de Rímini (salvado de la desgracia en la que cayó por culpa de las mujeres... por hombres, claro), probablemente porque Héctor Babenco (y/o Alan Pauls, no lo sé, no leí el libro, quizás valga la pena hacerlo para hacerse una idea más precisa) no se haya atrevido a retratar a la Madre con una M mayúscula como una loca perdida, ya que parece que no hay otra manera de retratar a las mujeres.

Al terminar la película, un espectador al lado mío suspiró: "Dios mío, qué hincha pelotas que son las mujeres". Y sí: la verdad, al salir de la sala, hasta yo tenía ganas de acogotar al género femenino en su conjunto.

Lo peor de todo es que me imaginé que Alan Pauls justificaría su obra por su amor hacia las mujeres. Buscando en Internet, me di cuenta de que no me equivoqué: "¿Qué les debés a las mujeres de tu vida?", pregunta el entrevistador del sitio Radiomontaje.com.ar. Y su respuesta, que me parece el colmo del cinismo, fue:
"Probablemente les debo casi todo. Siempre me intrigó de una manera casi sobrenatural el modo en que las mujeres piensan el mundo, viven el mundo, miran el mundo... Y en un punto las considero como marcianas, son como lo otro absoluto, en relación conmigo, con los hombres... y siempre fueron para mí como un objeto de análisis, de curiosidad. (...) Me parece que les debo casi todo porque son la diferencia".
"El otro absoluto", "la diferencia"... La filósofa francesa Simone de Beauvoir debe de estar revolviéndose en su tumba: ella demostró precisamente que el hecho de ver a las mujeres como "el otro" las aparta del género humano, compuesto así exclusivamente por los hombres, que son la "norma".

Una sola nota positiva: me dieron ganas de leer algún libro de Alan Pauls, tal vez con la esperanza de comprobar que me equivoqué totalmente en mi (pre)juicio.

En cuanto a Gael García Bernal, un bomboncito cuyas películas siempre me gustaron en general, es una pena que se haya prestado a tan patética obra.


lunes, 12 de noviembre de 2007

¿Pacatería?

En un comentario en este blog, alguien dijo que quejarse de ver tetas en los afiches publicitarios es de pacato.

En algún punto entiendo este razonamiento, porque yo también odio el puritanismo. Pero... ¿es puritana mi postura?

A ver... Trataré de explicarlo.

En Argentina no hay cifras globales sobre violaciones. Se considera que sólo el 10% de las mujeres violadas lo denuncian. En el 2003, se estableció que más de mil mujeres denunciaron haber sido violadas, sólo en la provincia y en la Ciudad de Buenos Aires. Si hacemos una extrapolación, quiere decir que, por año, sólo en la provincia de Buenos Aires y en Capital, habría 10.000 mujeres violadas por año. Sin hablar, claro, del resto del país.

¿Por qué tantas mujeres violadas? ¿Por qué tantos hombres piensan que pueden, impunemente, tener relaciones sexuales sin el consentimiento de la mujer? ¿Por qué tantos hombres ven a las mujeres como objetos sexuales a su disposición?

Por supuesto, existen muchísimos factores, no uno solo. Pero justamente, la exposición permanente del cuerpo femenino es uno de los factores. Por más obelisco que haya en Buenos Aires, jamás verán tantos hombres desnudos en la calle, las revistas, la televisión, el cine. Por un hombre completamente desnudo que se ve en una película, hay cien mujeres completamente desnudas.

Se sabe que la publicidad tiene una influencia enorme en la gente. Si no la tuviera, las marcas no invertirían miles de millones de dólares en ella. Un mismo mensaje, repetido miles de veces, termina grabándose en el cerebro y marcando pasos a seguir.

Entonces, si las publicidades muestran siempre a las mujeres desnudas, cuerpos disponibles, objetos sexuales, es evidente que esto, en algún punto, tiene una influencia en la mente de la gente: da de las mujeres la idea de que su cuerpo está a disposición. ¿Por qué, entonces, un hombre habría de privarse?

No estoy diciendo que por ver una teta en la calle, todos los hombres van a salir a violar. Digo que la acumulación de imágenes de mujeres presentadas como objetos sexuales contribuye a la idea de que las mujeres son objetos sexuales.

Si me conocieran, sabrían que soy lo menos pacata del mundo. Mi queja será la misma que la de los puritanos, pero no por las mismas razones. A mí no me importa la desnudez en sí. Me encanta ver lindos cuerpos desnudos, sean de hombre o de mujer. Es el desequilibrio el que me molesta. Lo lamento, pero como mujer heterosexual, no tengo la misma oportunidad de ver lindos hombres en bolas. ¿Y eso por qué?

En general los hombres heterosexuales se sienten muy incómodos cuando ven imágenes de otros hombres totalmente desnudos. Entonces esgriman el eterno argumento: es que el cuerpo masculino no es tan lindo como un cuerpo femenino. Says who? Los hombres heterosexuales, claro.

El día que haya igualdad de tratamiento, que los hombres sean mostrados como objetos sexuales también, cuerpos anónimos o, y no sé qué es peor, trozos de cuerpos anónimos (una teta, una cola, sin cara, sin nombre...), entonces dejaré de pensar que está mal ver mujeres desnudas.

Pero no sé si es lo que quiero: no sé si quiero que se empareje para ese lado, no estoy segura de querer ver a todas y todos como objetos sexuales disponibles. A menos que, una vez que la desnudez sea global y asexuada, entonces sea vista como algo natural y no como una incitación a la agresión.

No lo sé, dejo la pregunta abierta.

viernes, 9 de noviembre de 2007

No sabe, no contesta

Nota en La Nación hace unos días, sobre la historia desgarradora de un chico de 14 años, con VIH, y que busca a una familia que lo adopte.
Leo la nota y veo esto:
"Leonardo tuvo una vida dura. La buena fortuna le es esquiva. Nació el 6 de agosto de 1993 en Ingeniero Budge. Su mamá, uruguaya, le contagió el VIH al nacer. A los cuatro años, ella falleció y el padre dijo que no podía hacerse cargo de su crianza. Así, huérfano de hecho, fue internado en un instituto en 1997."
Qué fácil que la tienen los hombres, ¿no? El padre dijo que no se podía hacer cargo y ya. Nadie lo jode, nadie le exige nada, nadie lo juzga, nadie le dice que es un cabrón, nadie le reprocha nada.
No digo a priori que ese hombre sea un cabrón. No conozco su situación. Pero... ¿qué habría pasado en la situación inversa? La madre dijo que no podía hacerse cargo de su crianza. Le habrían dicho de todo, desde egoísta hasta puta pasando por madre indigna, que cómo puede ser, que cómo una madre puede abandonar así a su hijo, que para qué tuvo a ese crío si después no se puede hacer cargo, que eso le pasa por abrir las piernas, etc. etc. Y seguro que la habrían ido a buscar.

Siempre me fascina cuando escucho historias de abandonos: indefectiblement es la madre la que abandona al crío. Todos los amigos que tengo que han sido adoptados me contaron su historia empezando por: "Mi madre biológica me abandonó".

¿El padre? No sabe, no contesta.
O en el mejor de los casos, contesta: "No me puedo hacer cargo". Y nadie se indigna.



miércoles, 7 de noviembre de 2007

Cristina presidenta again

Dos notas sobre el debate acerca de si hay que llamar a Cristina Fernández presidente o presidenta. Dedico esta entrada a mi papá, que sólo para molestarme diría: "El presidente Cristina de Kirchner".

Presidenta se escribe con a - La Nación

Cristina Fernández, presidenta - Página/12

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lunes, 5 de noviembre de 2007

Teta, teta, teta...

Como si no hubiera suficientes imágenes de mujeres desnudas o muy poco vestidas en la vía pública, la publicidad, la tele, las revistas, etc., las campañas de prevención del cáncer de mama también exponen fotos de tetas:


¿Es realmente necesario? ¿Tenemos que ver un pecho gigantesco para entender que es importante hacernos una mamografía regularmente ? ¿Por qué tengo que soportar esa constante exposición de la intimidad femenina? ¿Tan poca creatividad tienen los publicitarios?

Esta campaña contribuye a la banalización de la desnudez femenina, la objetización de su cuerpo, por más noble que sea la causa.

¿Se imaginan la foto gigantesca de un testículo, con el hombre agarrándoselo tiernamente, para una campaña de prevención del cáncer de testículos? O un primer plano de un ano, con un dedo señalando el amoroso recto, para una campaña de prevención del cáncer de colon?

Me acuerdo de una campaña, hace unos años, en favor del amamantamiento natural. En lugar de enseñar a un bebé chupando una teta, como se podía esperar, mostraba un corpiño, y el texto decía: "Ese es el mejor envase para la leche de tu bebé".
Tuvieron la inteligencia de no exhibir la desnudez femenina, a pesar de que, como en el caso del cáncer de mama, el tema de la campaña era "la teta".

¿Tan poca originalidad queda hoy en día, para que los publicitarios no sean capaces de mostrar otra cosa que una mujer en bolas, sea para vender un jabón en polvo o para hacer una campaña de prevención?

viernes, 2 de noviembre de 2007

¿Cerebro de hombre, cerebro de mujer?

Muchas veces me vienen con la teoría de que hombres y mujeres somos diferentes porque nuestros cerebros funcionan de manera distinta, los hombres usan más tal hemisferio, y las mujeres tal otro, por eso los hombres son incapaces de encontrar el frasco de mayonesa en la heladera y las mujeres tienen muy mal sentido de la orientación.

Y nadie ve el sexismo de tales afirmaciones. Eso sí: si yo dijera que hay un cerebro de negros y un cerebro de blancos, la cosa sería distinta, me tildarían de racista, y tendrían razón. Pero el sexismo... bah, el sexismo no es tan grave... O simplemente no se ve.

Muchos amigos me cargaron cuando decía que no había que ver en nosotros "hombres" y "mujeres" predeterminados a actuar de tal o cual manera, sino individuos.

Pues bien, en este artículo explican por qué esa teoría de los cerebros es totalmente anticuada y, sobre todo, por qué somos individuos diferenciados y no manadas masculinas o femeninas: "A diferencia de lo que se creía antiguamente, los últimos hallazgos indican que el cerebro es un órgano dinámico que ya no puede ser considerado como una organización definida y fija de redes de neuronas", explican Pierre Magistretti, codirector del Brain Mind Institute y director del Center for Psychiatric Neuroscience en la Universidad de Lausana, Suiza, y el psicoanalista François Ansermet, autores de un libro llamado A cada cual su cerebro (Katz Editores).

O sea: el cerebro se construye todo el tiempo. Y de ahí, de nuestra educación, de nuestro entorno, de las improntas que se van instalando en el cerebro, se va construyendo nuestra personalidad, van apareciendo nuestras aptitudes o nuestras fallas.

Los hombres no tienen mayor capacidad natural para leer un mapa: simplemente les enseñaron mejor a hacerlo, a través de juegos "masculinos", como treparse a un árbol, jugar a la pelota, estar afuera, cuando a las niñas se las encierra en casa con muñecas y aspiradoras de plástico.
Y las mujeres no tienen mayor capacidad innata para ocuparse de los bebés: simplemente, al enchufarles muñecas desde que nacen, les enseñaron eso de la "maternidad".

Yo soy la prueba viviente de que todo depende de la educación, y no del sexo o de las hormonas: nunca me regalaron muñecas, nunca jugué a juegos típicos de niñas, en todo caso no en mi pequeña infancia (teniendo 8 o 9 años ya empecé a jugar a las Barbies, pero mi juego favorito era... torturarlas; mis amigas se desesperaban porque querían inventar historias de amor con Ken, y yo lo único que quería era arrancarles las uñas).

Resultado: no me siento "maternal", no me interesan los bebés, no me gusta ocuparme de ellos, no tengo paciencia para ello, la única vez que tuve que cambiar un pañal fue una pesadilla y estuve a punto de vomitar diez veces. Fui capaz de hacerlo, porque tampoco se necesita un doctorado para eso, pero lo hice como lo haría cualquier ser humano normalmente constituido y con dos dedos de frente. No como una mujer-mujer que siente en sus tripas el llamado de la caca.

¿Dónde quedaron mi instinto materno y mi sentido innato de la maternidad? Si fuera un instinto, entonces debería tenerlo desde que nací. Y no lo tengo. ¿Fallan mis hormonas? ¿No soy una mujer de verdad?

No. Como lo dicen los autores de A cada cual su cerebro: "
Podemos decir que el individuo está genéticamente determinado para no estar genéticamente determinado. O que estamos genéticamente determinados para ser únicos".

PD para los que me acusen de querer uniformizar a la humanidad y que seamos "todos iguales" (nunca faltan): aquellos que quieren que hombres y mujeres estén bien diferenciados en realidad quieren dos categorías de personas: hombres y mujeres.
Yo, al pretender que seamos individuos y no sexos, quiero más de seis mil millones de categorías: una para cada individuo, porque cada individuo es único e irrepetible.


miércoles, 31 de octubre de 2007

Ataque racista... y sexual

En el caso de la chica ecuatoriana de 16 años agredida por el español Sergi Martín Martínez (pongo su nombre para que quede bien escrachado) en Barcelona, todos se espantan ante el ataque racista. Y la verdad que fue espantoso.

Pero no escuché a nadie espantarse por el ataque sexual. Y eso que también lo fue. No solamente le dio un puñetazo y una patada: también le tocó un pecho. O sea: también la agredió sexualmente.

Pero de eso nadie habla: ¿será porque se considera mucho más grave que haya sido atacada por ser ecuatoriana, que por ser mujer? ¿O porque los ataques sexuales son tan comunes que ya nadie se escandaliza?


martes, 30 de octubre de 2007

Cristina presidenta bis

Está bien, está bien, algunos de los que me lo han reprochado tienen razón: debería alegrarme de que casi el 70% de los electores votaron a una mujer (sumando los votos de Fernández* y Carrió).

Lo que pasa es que esas mujeres no son precisamente feministas. Ninguna está a favor de la legalización del aborto**, ninguna ha retomado las reivindicaciones feministas como temas de campaña. Así que me alegro de que el electorado no haya sido reacio a elegir a una mujer. Pero no me alegro necesariamente de que esas mujeres hayan sido las que más votos consiguieron.

*he decidido no nombrarla solo por su nombre. A los hombres, salvo raras excepciones (como Ginés González García), por lo general se los nombra por el apellido. Así que a la presidenta electa le diré Cristina Fernández o Fernández.

**en el caso de Cristina Fernández, no queda claro: dijo estar en contra "del aborto", pero no dijo nada acerca del aborto legal. Yo también, si me preguntan, estoy en contra del aborto. ¿Quién está a favor del aborto a secas? ¿Quién va a militar por que las mujeres aborten? La lucha por la legalización del aborto no tiene nada que ver con estar a favor del aborto, sino por que las mujeres que eligen hacerlo lo hagan sin poner su salud y su vida en riesgo.

domingo, 28 de octubre de 2007

Cristina presidenta

Ya sé, ya sé, lo correcto es decir presidente... No me importa, yo diré presidenta.

En fin, no quería hablar de gramática, pero sí del discurso de nuestra nueva presidenta. No podía fallar. Habló de "aptitudes especiales" que tenemos las mujeres.

¿Aptitudes especiales? Ah, cierto... La famosa sensibilidad... La capacidad de hacer varias cosas al mismo tiempo, como cambiar pañales con una mano, hablar por teléfono para arreglar un problema en el trabajo con la otra, lavar los platos con... la tercera mano y hacerle mimos a nuestro marido... con lo que podamos.

Claro, ningún hombre es capaz de hacer todo eso al mismo tiempo. O caza el mamut, o descansa en la cueva, pero no las dos cosas a la vez. Qué práctico, ¿no? Así seguimos alimentando el mito de que de la casa se tiene que ocupar la mujer, taaaan hábil en esas cosas (y los hombres son taaaaan inútiles, ¿no?). Es que tenemos un gen especial para poner en marcha el lavarropas o planchar. Viene de nacimiento. O con los estrógenos cuando llega la pubertad, no sé muy bien.

En fin, somos sensibles, y una mujer al poder es necesariamente mejor que un hombre, porque escucha mejor, pelea menos, y un montón de boludeces más.

¿Ya lo dije? ODIO el esencialismo. Esa teoría que nos quiere hacer creer que hay cualidades esenciales, naturales, en hombres y mujeres. Y, por supuesto, esas cualidades son diferentes y complementarias.

Bull shit! ¡Soy menos sensible que el mamut que cazaba mi antepasado prehistórico, y soy mujer! Tengo carácter (mal carácter, dirán algunos, aunque si fuera hombre dirían que tengo carácter a secas), soy medio autoritaria, no quiero hijos, no me atraen los bebés, no me gusta el romanticismo, y no sé escuchar. Y soy mujer.

Las mujeres no somos "más" ni "menos" tal o cual cosa. Cada individuo tiene su personalidad, más allá de su sexo. Menos mal. Un hombre no me complementa necesariamente. Algunos sí, otros no. Algunas mujeres me complementan mejor que un hombre.

¿Si una mujer puede ser una buena presidenta? Por supuesto. ¿Si puede ser mejor que un hombre? Por supuesto. Pero no porque sea mujer. Y también puede ser peor. Y tampoco porque sea mujer.

Pobre Cristina... Y pobres mujeres... Si le va mal, sus errores recaerán en todas las mujeres. No faltarán tarados para decretar: ¿No ven que no puede gobernar una mujer?

Sean honesta/os: ¿alguna vez escucharon decir, después de un mal gobierno por parte de un hombre: ¿no ven que no puede gobernar un hombre?

Los errores de un hombre recaen sobre él solo. Los errores de una mujer recaen sobre todas las mujeres.

Foto La Nación

viernes, 26 de octubre de 2007

Pasá...

Cola para subirse al colectivo. Primero está un hombre joven, 30 años, buen estado de salud. Luego una mujer joven, 30 años, buen estado de salud. Llega el colectivo. Indefectiblemente, el hombre se da vuelta y dice a la mujer: "Pasá..."

La mujer no entiende muy bien por qué debería pasar antes que el hombre, si ambos tienen la misma edad, y el mismo estado de salud, que es bueno. Pero se supone que el hombre fue amable, bien educado, atento, y que hay que agradecer, sonreír, sentirse una diosa y subir (y de paso el hombre aprovecha para mirarle el culo).

Pero... ¿por qué esa mujer tendría que sentirse agradecida? ¿Ella pidió algo? No. ¿Mostró señales de estar cansada, enferma, débil? No. ¿Entonces?

A él le enseñaron que hay que dejar pasar a las damas, que eso está bien, que es señal de buena educación. Bien. O sea que él lo hizo pensando que estaba bien y que así quedaba como un caballero. Fue galante. Buenísimo.

¿A quién más se deja pasar en el colectivo? A las personas discapacitadas (ciegos, rengos, personas enyesadas, etc.), a las mujeres embarazadas, a las/os ancianas/os, a las personas con niños en brazos... es decir, a personas que necesitan una ayuda puntual, que no están en las mismas condiciones físicas que nosotros de subirse al colectivo y viajar de pie ("con movilidad reducida", dice el cartel del colectivo). A ellos se les deja el asiento, porque lo necesitan.

Pero... ¿por qué una mujer debería necesitar que se la deje pasar? ¿Acaso una mujer es necesariamente inferior físicamente a un hombre? ¿No será que un hombre la deja pasar porque la considera necesariamente débil? ¿Porque le permite marcar su superioridad?

No nos confundamos: una cosa es la buena educación. Otra, la galantería. La galantería es una forma de seducción, de sexualización de las relaciones, ergo, de sexismo (yo hombre fuerte, vos mujer débil, yo hombre seductor, vos mujer seducida).
Si veo que ese hombre también dejó pasar a otro hombre joven, entonces no me siento ofendida. Pero si veo que sólo deja pasar a las mujeres, sorry, pero me da cosita.

Cuando pregunto a los hombres si harían lo mismo con otro hombre, la mayoría me contesta que de ninguna manera, que no son gay. Ahí está el meollo de la cuestión: si dejan pasar a la mujer, es porque de alguna manera aquí se juega la seducción. O sea, al hacerlo, me recuerdan que son hombres, que soy mujer. No hay manera de sentirse simplemente un ser humano.

Obvio, no digo nada. Ese hombre no sabe que está siendo machista. Le enseñaron que eso está bien, lo hace de bueno. Entonces me callo la boca y paso. Pero tampoco le doy las gracias.

No estoy diciendo que hay que descuidar de todos y cagarnos en los otros. Al contrario: quiero que todos cuidemos de todos. No quiero una sociedad en la que la gente se ignora. Tampoco quiero una sociedad galante. Quiero una sociedad igualitaria y solidaria. La galantería no es solidaridad. La galantería es seducción.

Sé que con eso me voy a hacer odiar de muchas mujeres. Porque muchas creen que hay que tratarlas diferente, tienen que sentirse diosas, y que la galantería es algo bueno. Claro, por una vez que el machismo nos es favorable, no vamos a querer cambiar las cosas, ¿no? Pues lo lamento, pero sí. Si queremos los mismos derechos que los hombres, entonces tenemos que querer los mismos deberes también. Y la misma consideración. Consideración que, en un mundo ideal, sería de mutuo respeto.

PD: Eso sí, a la hora de dejar el asiento a una mujer embarazada, ya no hay buena educación ni galantería que valga, todos se hacen los boludos.

martes, 23 de octubre de 2007

Toro Sentado

¿Se dieron cuenta de cómo se sientan los hombres y las mujeres en el colectivo o en el subte? Fíjense la próxima vez.

En la mayoría de los casos, salvo escasas excepciones, los hombres están con las piernas bien abiertas, ocupando un asiento y medio. Las mujeres tienen las piernas apretadas, aun cuando llevan pantalones.

Me ha pasado más de una vez estar arrinconada en mi asiento del colectivo mientras mi vecino se desparramaba con sus piernas hacia los costados, y tampoco era que tuviera las piernas taaaan largas como para no caber en el espacio de adelante.

¿Qué pasa con los hombres? ¿Acaso quieren mostrar que tienen un bulto tan enorme que no les deja cerrar las piernas?

El sociólogo francés Pierre Bourdieu estudió este fenómeno, que clasificaba entre lo que llamaba los "habitus": las maneras de ser que vamos adquiriendo por vivir en sociedad, y que están tan arraigadas que ya nos parecen naturales. A las mujeres siempre les enseñaron a cerrar las piernas, para no parecer "vulgares". A los varones nunca les dijeron nada en ese sentido.

Así que allí están, ocupando un lugar y medio, a veces dos, sin pensar un solo segundo que pueden estar molestando: el espacio público es mío, y si no te gusta, podés quedarte en casa fregando, seguro que en la cocina vas a tener todo el espacio que necesites.

Acuarela de Kerensa

domingo, 21 de octubre de 2007

¿Un Congreso de mujeres? ¡Qué embole!

Conversación escuchada en el colectivo entre dos chicas de unos 25 años:

- Ay, mirá, ¡si sigue así me hago feminista y todo!
- ¿Te imaginás? ¡Y te vas al congreso ese de mujeres en Córdoba! ¡Qué horror!
- Ay, sí, un congreso de mujeres, me muero de embole... Bueno, me bajo aquí. No te olvides de enviarme el apunte ése antes del parcial.

Esas chicas, que mencionaban el XXII Encuentro Nacional de Mujeres que tuvo lugar en Córdoba del 13 al 15 de octubre, ignoran seguramente que si pueden estudiar, es gracias a la lucha de feministas que se murieron de embole en sendos congresos de mujeres para luchar por sus derechos.

Si esta noche van a tomar su píldora y van a tener sexo con quien se les dé la gana, va a ser porque unas pocas mujeres se atrevieron a declararse feministas y a hacer lo que esas chicas nunca harán: pensar que lo que tienen no viene del cielo, aunque debería.

Si esas mujeres, el día de hoy, empiezan a trabajar sin tener que rendir cuentas a nadie, tener su propia cuenta bancaria y tener la patria potestad sobre sus hijos, será porque esas feministas arriesgaron su vida para conseguirlo.

Estoy podrida de esas mujeres que desprecian a las feministas pero gozan de los derechos que las feministas consiguieron por ellas.

A mí me gustaría que las mujeres que despotrican contra las feministas renuncien a todos los derechos que tienen gracias a ellas: que dejen de estudiar, de trabajar, de coger con quien se les dé la gana, de usar la pastilla anticonceptiva, de divorciarse, de reclamar la patria potestad sobre sus hijos, de viajar libremente, de votar, de presentarse a cargos electivos, y, last but not least, de llevar pantalones.

PD: Una pena que estas dos chicas no hayan ido a embolarse al Encuentro Nacional de Mujeres, se habrían dado cuenta de que también hay hombres feministas...




Fotos Indymedia

viernes, 19 de octubre de 2007

Lo mejor del sexismo...

Buscando por "sexismo" en Google, tuve la sorpresa de encontrar, como segunda entrada, el sitio Lo mejor del sexismo. Como uno no lo puede suponer, se trata de un sitio de... chistes.
Un sitio en el que constantemente "ellas" se oponen a "ellos" y cada sexo hace chistes sexistas sobre el otro (del tipo: "¿En qué se parecen los dinosaurios a los hombres inteligentes? En que los dos se extinguieron". Ja ja ja).

No estoy en contra del humor. Creo, como decía el humorista francés Pierre Desproges, que "uno se puede reír de todo, pero no con cualquiera". Puedo contar un chiste machista, si estoy segura de que la persona a quien se lo cuento me conoce y entiende que lo mío es segundo grado puro.

Pero... ¿se imaginan un sitio que se llame "lo mejor del racismo"? ¿En el que las categorías sean, en lugar de "ellas" y "ellos", algo así como "blancos" y "negros"? ¿O "judíos" y "goy"?

Semejante sitio sería vilipendiado por la mayoría. Lo mejor del sexismo, en cambio, hasta ha ganado premios...

jueves, 18 de octubre de 2007

¿No hay luchas más urgentes?

Mi intención es buscar al machismo en la vida cotidiana, aquel machismo que no se ve a primera vista. Todas/os coinciden en que las agresiones sexuales, las violencias de género, la discriminación en el trabajo, son una aberración. Pero pocas/os saben distinguir las formas más sutiles de sexismo y de machismo en su vida cotidiana, en el lenguaje, en la publicidad, en los medios.

Claro, me van a decir que son detalles, y que hay luchas más importantes que ésas y cosas mucho más graves de las que ocuparse. Todo es relativo. Considero que la lucha de mayor urgencia en Argentina para las mujeres es la que concierne la despenalización y la legalización del aborto. Por eso formo parte de la Campaña Nacional por el Derecho al Aborto Legal, Seguro y Gratuito.

Pero seguro que la legalización del aborto, en Afganistán, debe de ser considerada mucho menos urgente que otras luchas destinadas a mejorar la condición de vida de las mujeres en ese país. O sea: siempre hay algo peor, siempre hay algo más urgente que lo que estamos haciendo.

Pero el sexismo es un sistema. Por lo tanto, todos los niveles de la sociedad están corrompidos por él, y se puede luchar contra el machismo por mil vías distintas, no solamente por las más "obvias" o urgentes.

Existen muchos sitios sobre violencia de género, violencias sexuales, clandestinidad del aborto (pongo algunos vínculos en la columna de la derecha). Pero muy pocos sobre el sexismo en la vida cotidiana y cómo aprender a detectarlo y combatirlo (también les doy los enlaces hacia los sitios que sí lo hacen, o que ayudan a luchar contra el sexismo en la vida cotidiana: no son muchos...).

Ojalá este blog ayude a muchas mujeres y muchos hombres a hacerlo.

martes, 16 de octubre de 2007

¿Por qué abrir un blog feminista?

Vivimos en una sociedad todavía sexista, y particularmente machista. El sexismo es un sistema, por lo tanto todas/os podemos ser sexistas: mujeres, hombres, niñas/os, viejas/os, jóvenes, hetero u homosexuales. A todas/os nos han metido el sexismo adentro, y todas/os tenemos acondicionamientos de los cuales es muy difícil desprenderse.
Abro este blog para enseñar a detectar el sexismo en general, y el machismo en particular, aun donde creemos que no está, porque ya no somos capaces de distinguirlo, es decir, en la vida cotidiana.

¿Cuál es la diferencia entre el sexismo y el machismo? Existe una diferencia en la definición, pero no en la realidad.
El sexismo es, según el diccionario, la "discriminación de personas de un sexo por considerarlo inferior al otro". Es decir que, en rigor, se puede ser sexista en ambos sentidos. El machismo es una forma de sexismo, en la que se tiene una "actitud de prepotencia de los varones respecto de las mujeres".
La realidad es que la discriminación hacia las mujeres es muchísimo más común que la discriminación hacia los hombres. Y, muchas veces, las discriminaciones de las que pueden sufrir los hombres en realidad son también por machismo.


Sé que me tildarán de histérica, mal cogida, peluda, lesbiana (como si fuera una tara) o, lo que es peor: feminista. Lo reivindico. Sí, soy feminista, y para empezar este blog, copio las dos definiciones del diccionario del vocable "feminismo", que ya se ha convertido en mala palabra: "1- Doctrina social favorable a la mujer, a quien concede capacidad y derechos reservados antes a los hombres. 2- Movimiento que exige para las mujeres iguales derechos que para los hombres".

Y punto final. Nada de querer más derechos que los hombres, o una sociedad dominada por las mujeres. El feminismo no es el equivalente femenino del machismo. En realidad, una palabra más adecuada para mi lucha es el antisexismo. Por eso mi blog se llama Basta de sexismo y no basta de machismo. Aunque en realidad, me gusta la palabra feminista, que recuerda que las víctimas de las discriminaciones de género son, por lo general, las féminas.

En síntesis: mi lucha no es contra los hombres, sino contra las/los machistas, sean ésas/os hombres o mujeres, es decir, contra el sistema machista.